Un Instante de Rauda Eternidad

¿Te gusta la soledad?
Si esa pregunta me la hubieran hecho hace unos años no la hubiera logrado entender, hubiera respondido que no, que la soledad me aterra, que se me helaría la sangre tan solo con pensar en ella.

Algo cambió.

Cuando te pones delante de un público, cuando estás en medio de una audición con un tribunal, unas partituras, tu viola y nada más hay algo de lo que te vales. De todas las horas que pasaste solo al lado de tu instrumento. Cada una de las articulaciones que realizaste, de las notas que memorizaste y repetiste...

La soledad es un mundo al que se adentran personas que están locas de remate, tan locas que se sumen a él por mero amor.

La soledad asusta, pero me aterra más la idea de concebir mi historia sin música.

Entonces me pongo mi viola al cuello. Y resulta una extremidad que forma parte de mi cuerpo. Resulta bonito. Brillamos y lo hacemos juntos. Entonces le susurro unas palabras que ella solo entiende. La acaricio con profundo erotismo y despierto en ella la profunda pasión. Y cuando toco ya puede ser para mil personas, que en el escenario, solo estamos ella, yo y los 100 años de soledad que Gabriel García Marquez nos prometió y con los que silenciosamente y juntos y unidos logramos alcanzar.

1 comentario:

  1. Lamentablemente a mi la soledad me asusta, y mucho. Aunque es bien cierto que a veces se agradece un momento a solas con uno mismo :)

    ResponderEliminar

muchas gracias por comentar