No faltó un sentido

Estaba escrito.
Todo, absolutamente todo. No faltó una palabra, un sentido opuesto a la utopía que íbamos a vivir.

No hablo de amor, hablo de amistad. De la gratitud que me complace al pensar en las almas libres que se han cruzado en mi camino. Que han anhelado volar en un mundo donde las alas están prohibidas. He encontrado mil y una casas repartidas en todo el mundo. París, Denver, Madrid, Taranaki, Las Palmas, Guilford, Budapest, Dubrovnik. Una cantidad de pasajes que acontecen a una serie de catastróficas apariciones. De personas, monumentos, paisajes que exasperan mi tacto, adulteran mi vista, despiertan mis oídos, mi alma.

Soy más de lo que jamás hubiera esperado, yo tuve una casa en el mundo, una que amé con fuerza, que me hizo como persona. Tuve un horizonte al que mirar y en el que dibujar un pensamiento, sabiendo que era fruto de lo que creía. En el amor, en el maldito amor por las personas.


Estaba escrito.
Todo, absolutamente todo. No faltó una palabra, un sentido opuesto a la utopía que íbamos a vivir.

1 comentario:

muchas gracias por comentar