Copla

Le dijiste que te cantase, las palabras más bonitas
jamás escuchadas resbalando por tu oído.
Le rozaste el pelo y olía a violetas,
le acariciaste el rostro y y estaba húmedo
y errante. Buscaba una mano que acariciara
como la tuya. No otra. No alguna. La tuya.

Y se recreó con tu sonrisa que oscura
se ocultaba con las sombras de la noche.
Aún las estrellas le iluminaban los ojos verdes
enredados en su hiedra joven. Y aún las palabras
eran tímidas, pero bellas. Le diste una vuelta sobre
sus tobillos y creyó que volaba. Y cuando rozó el cielo
cerró los ojos, se acercó a tu semblante
y tú tímido y temiendo el silencio le susurraste
al oído, (viendo a tu alrededor la luz del Rocío).

-Cántame-, le dijiste cántame.



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