La Semilla que Esconde

Sophie nunca se adaptó del todo al mundo en el que vivía. Sinceramente, no pensaba que pudiese lograr hacerlo jamás. Tampoco Sergéi entendía las complejidades que le rodeaban y le asían y le asfixiaban con sus tremebundas garras. Ninguno de los dos se sintió del todo real frente a los sucesos del mundo diario.

A veces hablaban de política en la cena, eran pocas palabras y todas acababan en lo mismo. 
-Las ideologías matan no creo en ellas...
+Sergéi, creo que la gente muere por el poder que pueden otorgar el mundo de las ideas, por eso me gusta el de la música, porque el único poder que existe en ella es el de otorgar al sonido belleza y sentir con él.
-Mientras, las ideologías acaban con las personas y el hambre y las enfermedades y las injusticias... Y yo no creo vivir en ese mismo mundo.

Las puertas del caserón señorial escondían sus secretos y fantasmas, los resguardaban del mundo cruel al que la sociedad estaba sumida. A veces estos también en un remolino indeterminado de ansias de poder sacaban sus desgracias a flote, las rememoraba y las repetía en la mente de la perturbada Sophie... Demostrando que del mal, no se libra nadie.


(Mil Retratos para los Afanasiev)

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