Sé tú quien alumbre mis pasos

A veces pienso que se marchó sin haber si quiera venido. Pero es que las personas son espíritus indomables y erráticos que vagan en busca de respuestas. Nuestra finitez se me antoja grávida y bella, sutil escarcha sobre los primeros retales de hierba verde de marzo. Pero a la vez es abrumadora. El vacío es el vacío, no hay definición más concreta para este. Inexplicables leyes de nuestro Universo permiten que personas que suponen gran parte de nosotros desaparezcan. No queda algo a lo que aferrarse y te puedes sentir parcialmente moldeado. La realidad es que el mundo no deja de girar porque lo que para ti supuso en antaño una razón para vivir hoy no sea más que un triste y redundante llover de otoño.

Porque en el fondo no eres el protagonista de una creación, si no una herramienta que desempeña una función en este girar tan viciado de vueltas y vueltas... Entonces, te miras, cuando ves que tu vida está en parte rehecha. Te preguntas quién eres, y sabes que aún sabiendo que ese ser querido, ese sueño nocturno o esos ojos tan verdes están lejos y pertenecen a otras dimensiones otras fantasías o a otras manos, tú tienes algo que te hace ser simplemente tú. Da igual que hayan desaparecido y que hayas sufrido un dolor trémulo en su ausencia, porque al final su ausencia te ha hecho grande.


Malditos héroes y heroínas de barrio



Porque sé que en las estrellas te ocultas.
Porque conoces mis secretos.
Porque cuando caí me levanté.
Porque aún lejos te siento.
Creo en ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

muchas gracias por comentar