Intentamos perder, estar tristes, intentamos pelearnos y olvidarnos. Era todo inconsciente, tal vez por miedo al estado en el que vivimos, por miedo a caer desde un lugar más alto. Pero fue imposible, porque cada minuto merecía una sonrisa, un guiño, una mirada... Todo se empapó de magia. !Hasta mis zapatos¡ Estábamos asustados, a lo mejor no saldría bien. No sería la primera vez, tampoco la última... ¿o sí? Podría ser para siempre. Como las películas y las novelas. Decidimos apostar por ese espíritu que habíamos respirado y que hacía luz en las sombras. Decidimos quedarnos vencidos, sin rechistar, sin elección.
Hubiéramos preferido que todo fuese normal y que no existiesen estas conexiones sublimes, pero nos ganó la felicidad y sus ganas de vivir en nosotros.
Hubiéramos preferido que todo fuese normal y que no existiesen estas conexiones sublimes, pero nos ganó la felicidad y sus ganas de vivir en nosotros.
Solo puedo decir que esos momentos hay que aprovecharlos, porque son ùnicos e inigualables :)
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