Te quiero pedir un favor, no es uno fácil, querida.
Es algo que no a cualquier amiga podría pedir.
Para cuando Insomnes mis pupilas
se abran y busquen, un consuelo
en tu luz, traspuesta y dormida.
Te quería pedir algo, a ti, a la vida.
Porque para cuando los versos
desaparezcan y mueran y con ellos
se vaya la poesía. Necesito que vengas
y que me prometas hacer algo. (Mátame).
Para cuando todas las estrellas tengan nombre.
Para cuando al humano secreto no se le escape
y la ciencia lo defina todo. Mátame.
Para cuando el amor se convierta en magnitud
y los misterios en leyenda. Para cuando tú
valgas dinero, vida mía, mátame.
Mátame si muero matando, mátame si pierdo
la locura, y si el alma queda definida en un punto
exacto del cuerpo, mátame también.
Mátame si el mundo gira objetivo, si alcanza
a fin a su girar absurdas utopías.
Si condeno al diferente o al herido.
Vida, amiga mía, mátame.
Si la soledad me vence y me asalta, o
si los sueños se mudan a pesadillas por un eterno.
Si mi sentir sufre una metamorfosis de ansiedad
y pesadumbre. Si mis dedos se duermen
y la música se desvirtúa. Mátame vida, que si
lo haces, tan pronto como muera volveré a nacer.
Hazlo mientras duerma para que no me entere
de semejante miedo. Así sin saber que muero
me voy. Porque si esperas a que me despierte
moriré de angustia. Qué morir más horrible
aquel en el que tú no estás presente y el mundo
está vacío y sin razones por las que perder.
Que morir más amargo en ese en el que tú,
vida no estás para avisar, para avisarnos
de que hay senderos blancos que recorrer
y mundos sin dueños que descubrir.
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